Voy a contar la historia de mi móvil, estropeado por el SAT de The Phone House, sin dar solución alguna más allá de reclamar y ser ninguneado, riendose de sus clientes. Spoiler: la historia acaba sin móvil ni compensación alguna. Nada de lo que cuento aquí es mentira, ni siquiera mínimamente exagerado.
Allá por 2015 quise comprar mi primer buen teléfono, un tope de gama, y decidí esperar hasta casi diciembre para que saliera al mercado el Xperia Z5 Premium. En todas las tiendas tenía el mismo precio y The Phone House (TPH de aquí en adelante) ofrecía una promoción donde te daban un tercer año de garantía, así que a igualdad de precio y con ese extra, se lo compré a ellos, creyendo que eran una empresa decente...
Para entender la avería que generaron en el móvil, he de contar la primera reparación que sufrió, donde ocurrió lo mismo pero sí solucionaron:
Iluso de mi, como el móvil es bonito, no llevaba funda pensando que el móvil sería tan resistente como el anterior, pero no era así y solo dos meses después cayó de lado y se hizo una pequeña rotura en la pantalla, una linea, pero aunque no afectó a la pantalla, sí lo hizo al sensor táctil, por lo que no tuve más remedio que llevarlo a reparar fuera de garantía a donde lo compré.
Allí lo enviaron a su SAT (que en esa época era Regenersis creo, ya que los resistentes al agua los abren y cierran en laboratorio) y me cambiaron la pantalla por la módica cantidad de 200€. Recogí el teléfono pasado el tiempo usual (casi 2 semanas tardan para lo que sea) y no fue hasta el día siguiente cuando me di cuenta de que cuando llamaba, me oían mal, como bajo el agua o como si fuera el Pato Lucas, aunque las pruebas de micrófono eran satisfactorias. (Parece que tiene que ver con la cancelación de eco que se emplea solo en llamadas, usando el micrófono secundario)
Lo llevé de vuelta y tras mostrar el problema in situ, se lo llevaron de nuevo al SAT y tras cambiar la placa base (con el consiguiente cambio de IMEI), me lo devolvieron arreglado, a la primera.
El teléfono pasó una vez más, sin problemas, por el SAT allá por los dos años de vida porque cuando quise usar el jack de audio por primera vez, debía tener una cantidad de roña considerable y solo detectaba el conector si lo apretabas con mucha fuerza. Como estaba en garantía aun, lo llevé y lo solucionaron sin pegas, sin provocar el problema del micrófono.
Ahora es cuando viene el problema real. Durante el verano de 2018 (en el tercer año de garantía) noté que el borde de la pantalla se estaba poniendo ligeramente amarillo y como según pasaba el tiempo iba a más lentamente (no era muy perceptible) decidí llevarlo al SAT del Centro comercial Tres Aguas (en Alcorcón), ya que la tienda original había cerrado, a ver si sabían qué podía ser y si era normal.
Allí me dijo el chico que atendía el SAT, buena gente, que eso lo provocaba la batería porque del calor que generaba el móvil, se estaba hinchando un poco y presionando la pantalla por detrás, cosa que se notaba porque si dabas toquecillos relativamente fuertes a la pantalla, hacía el efecto de una gota de agua al caer sobre más agua, como una televisión si la tocas (esto me lo enseñó el técnico de allí).
Me dijo que no había problema y que lo enviaba al laboratorio porque eso lo cubría la garantía, y que seguramente me cambiarían la batería y la pantalla. Tras el tiempo usual, fuí a recogerlo, y de camino, me dijo mi mujer: recuerda hacer una llamada allí mismo a ver si se oye bien, no vaya a pasar lo mismo que la primera vez, así que le hice caso y zas, volvió a pasar. Era una lástima porque me habían cambiado varias cosas y parecía nuevo el teléfono, tras 3 años de uso era como tener teléfono nuevo para varios años más.
A partir de aquí viene el infierno con esta gente (menos el chico del SAT de la tienda del Tres Aguas, que hizo todo lo que pudo por ayudarme). Le enseñé el problema, haciendo llamadas entre su móvil y el mío, y comprobando que efectivamente no iba bien la voz, muy lejana, baja y poco inteligible. Me dijo que lo devolvía al laboratorio para solucionarlo.
El problema es que nunca fueron capaz de arreglar ese fallo que crearon en su SAT (que ahora es Anovo) tras varios intentos. En unos decían que no veían fallo, en otro cambiaron el micrófono, en otro cambiaron la placa base y así 6 intentos. Siempre que iba, lo probaba con el técnico local y me verificaba que no iba correctamente, así que la única solución que me dió fue poner una reclamación en consumo...
Como es imaginable por el título de la historia, no accedieron a inmdenizar ni reemplazar el móvil porque "estaba fuera de garantía", cosa que no era cierta porque la primera vez que lo llevé, aun quedaban unas semanas para que terminara, pero claro, tras tanto intento de arreglar, a dos semanas por cada uno, pues la reclamación la puse allá por abril o marzo de 2019, donde efectivamente ya estaba fuera de garantía, pero por culpa de ellos, ya que el primer rechazo de la reparación se hizo en garantía, y sobre todo, porque lo estropearon ellos, así que debería dar igual cuanto tiempo se alargue, porque lo estropearon ellos.
Tras el fiasco de la reclamación, me dieron dos opciones, arbitraje (sin opción a apelación alguna) o demandar, así que como al reclamar menos de 2000€, era gratuíta la demanda, y con ayuda de un amigo abogado, presentamos la demanda, la cual fue gestionada con la lentitud usual de la justicia, meses y meses, para que el juez terminara NO leyendose la documentación aportada y diciendo que el móvil solo tenía 2 años de garantía, y además aceptando la exigencia de TPH en sus alegatos, donde pedían que inviertiera la carga de la prueba, ya que decían que el móvil no tenía fallo alguno y que las cosas que cambiaban era "por deferencia con el cliente" (la carcajada que se me escapaba es imaginable). Es decir, decían que tenía que demostrar Yo que el teléfono tenía el problema, así que se ve que la parte donde decía en la demanda que era el empleado de TPH el que decía que no funcionaba bien, tampoco se la leyeron...
Así que tras pedir un recurso de súplica (porque la sentencia tampoco admitía apelaciones, ni hubo vista), pidiendo que por favor se leyeran la demanda, dijo el juez que sí, que el teléfono tenía 3 años pero que el papel que daba TPH para ese tercer año ni siquiera estaba firmado adecuadamente por ellos (es decir, ¿legalmente es una estafa?), y de nuevo insistieron en que como dice TPH que no había avería, que me aguante vamos, y que si encima hubiera que pagar costas, me tocaba a mi también...
Así que tras el nuevo fiasco con la justicia (me pongo a la cola para llorar, que hay miles delante), intento contactar con TPH para al menos recuperar mi móvil estropeado, pero oh sorpresa, cuando tardas mucho en recogerlo, te cobran 1 € por día de retraso (tras pasar unos días de cortesía, cosa que no te avisan al llevarlo claro), y como se quedó allí desde principios de 2019, pues hablamos de cientos y cientos de euros por recoger un teléfono que estropearon ellos y que no fue recogido porque no funcionaba bien, no porque yo no lo quisiera recoger, y yo a esto le llamo secuestrar el móvil. Lo que me pregunto, si ya les he dejado bien claro que no voy a pagar el rescate, ¿qué ganan quedándse el móvil para la eternidad, aparte de joderme?
Así que todo acaba sin móvil, sin indemnización y con un cabreo monumental, y encima la justicia haciendo de las suyas, y luego la gente se pregunta porqué no confiamos en ella.
Ya que no puedo hacer absolutamente nada contra ellos, al menos quiero contar el problema y que todo el mundo comparta esta historia para que se sepa cómo se las gasta esta gentuza, y que al menos tenga alguna repercusión comercial.
¡Gracias por leer el ladrillo!